Tondo profeta

Isidro de Villoldo

Bajo relieve policromado 
Medidas: 33 - 34 cm diametro
Escuela castellana siglo XVI
Circa 1536 - 1544

Estudio
1. De J.M. Parrado del Olmo
2. Libro “Treasures of Spanish Renaissance Sculpture, The origin of the Spanish Manner“
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Descripcion

Un tondo tallado por Isidro de Villoldo en base a un diseño atribuible a Alonso Berruguete.
 
El tondo que nos ocupa representa a un profeta con una expresión desgarradora, entre anhelo y resignación, enturbiada por una tremenda crispación típicamente Berruguetesca. La fuerza que emana del relieve, conseguida con una enorme simplicidad de recursos, nos sorprende y nos induce a relacionarlo con algún diseño de Alonso Berruguete y con la talla, por lo menos, de uno de sus más directos y cualificados colaboradores. La posibilidad de que fuese realizado por la gubia del Maestro es sin duda una tentadora hipótesis, basada justamente en lo excepcional de esa desgarrada expresividad del rostro, simplicidad del tratamiento escultórico y crispación del brazo que, sin embargo, deberíamos descartar por el hecho de tratarse de un simple tondo cuya ejecución corresponde normalmente a un ayudante dentro de la estructura de un taller tan importante como el de Alonso Berruguete. La opinión por lo tanto más plausible y verosímil sería que el tondo haya sido ejecutado por parte de un colaborador muy cercano, Francisco Giralte, Isidro de Villoldo o Manuel Álvarez en base a un diseño del Maestro.
 
Dado que, por razones estilísticas, nos encontramos ante una obra posterior al retablo de San Benito y anterior al periodo toledano, en torno al final de los años 30, parece atinada la comparación con el retablo de la Epifanía de la Iglesia de Santiago de Valladolid, realizado en 1538. Por otro lado, el hecho que el sotabanco del retablo nos muestre dos guirnaldas florentinas vacías en el centro, nos refuerza esta línea de estudio, sobretodo porque en el remate del retablo aparecen otras guirnaldas, esta vez con una efigie de San Pedro y San Pablo en el centro.
 
Tal y como explica Manuel Arias en la última monografía de Alonso Berruguete, el retablo de los Magos, después de haber sido atribuido por Ceán Bermúdez y Martí y Monsó a Juan de Juní, siguiendo una aseveración de Palomino, sólo llega a considerarse plenamente como de Alonso Berruguete por el descubrimiento, por parte de Agapito Revilla, de documentos que así lo atestiguan. El carácter tan innovador de su composición escultórica y traza arquitectónica, unido a su indudable relación con fuentes italianas clásicas tan importantes como el Laoconte y la Epifanía de Leonardo, lo hace merecedor de una atención especial en el conjunto de la obra del Maestro y, en alguna medida, puede representar un momento de transición entre la obra de San Benito y aquella de la Sillería Coral de Toledo. En lo que concierne a la obra escultórica, los rostros de los personajes llenos de expresividad fervorosa, en su mayoría togados por turbantes e imbuidos de un movimiento concéntrico hacia la Virgen madre, tienen paralelismos evidentes con el tondo que nos ocupa. La manera de tallar la barba de forma suave y con un movimiento onduloso, la forma de esculpir el entrecejo que enmarca una mirada de desasosiego e impotencia y, la boca ligeramente abierta con expresión de anhelo,  coinciden en su modelo laocontesco con los rostros del retablo. Así mismo, la tremenda valentía con que la mano encrespada, con especial tratamiento de los nudillos y ligamentos se nos aparece, al punto de atraer casi toda nuestra atención y competir en importancia con el rostro del profeta, es un signo escenográfico de indudable carácter Berruguetesco que encontramos especialmente en la sillería coral de Toledo pero, sin duda también, en las manos del San José del retablo vallisoletano. El ritmo de la dicción escultórica de la obra, simple pero tremendamente acertado, donde el brazo que sostiene la túnica marca una línea en oposición a la mirada de profeta, en un fino contraposto y en sutil consonancia con los pliegues del ropaje,  donde las luces y las sombras sugieren la forma y otorgan toda la fuerza a la obra.
 
La atribución de la talla del relieve a Isidro de Villoldo ha sido confirmada por el profesor Jesús María Parrado del Olmo quien mantiene la opinión que fue colaborador de Alonso Berruguete en el retablo de la Epifanía de la Iglesia de Santiago de Valladolid, de ahí el carácter menos impetuoso y desenfrenado de su trabajo escultórico.

- CHS

Tondo profeta